arquitectura y diseño, Decoración

McCasas

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Hay algo tranquilizador en la rutina, en lo convencional, en lo seguro. Más aún en estos tiempos de incertidumbre, cuando todo parece derrumbarse. Se ha criticado mucho esa costumbre turística de visitar países lejanos y exóticos… para estar en hoteles perfectamente uniformes en los que “sentirse como en casa”. Pero más allá de sostener una posición condescendiente o criticona, lo interesante sería investigar los motivos de esta excentricidad convertida en costumbre. 

Es normal que al idear un diseño se tenga como referencia casas ya existentes. Sería prácticamente imposible crear de la nada, y lo cierto es que seguramente un diseño cuyo único propósito fuera la originalidad daría como resultado una chapuza pretenciosa y poco habitable. Pero tampoco es necesario ir al otro extremo, ver una casa en una revista y decir: quiero esto, como quien elige un peinado de temporada.

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Por eso es importante el trabajo de colaboración entre el profesional y las personas que van a vivir en la casa. Ya hablamos de ello en otras ocasiones, y es que nos parece fundamental combinar ambos puntos de vista para llegar a un resultado óptimo. Un hogar que facilite la vida, que relaje y a la vez motive la movilidad, una disposición fluida, pensada para la comodidad de quienes la van a habitar, pero que también les desafíe. Es una casa, al fin y al cabo, pero no una casa como las demás. 

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Consultoría de diseño

¿Qué es una “consultoría de diseño”? En realidad se trata de un concepto aún por definir cuyos límites aún están por concretar. Y nos gusta que así sea. Porque nosotros entendemos la arquitectura y el diseño como una práctica global que va desde la construcción de edificios hasta la renovación de una cocina.

Nuestra Consultoría de diseño ofrece unos servicios de asesoría accesibles para todo el mundo, no tenemos prejuicios ni nos asustamos ante ningún reto. Sabemos que a mucha gente, a la hora de enfrentar una reforma, le entran sudores fríos. Las malas experiencias y la incertidumbre pueden provocar pánico. Por eso nosotros estamos aquí para ayudar, para que todo el proceso de rehabilitación se produzca de la manera más sencilla posible.

Otro motivo habitual para rechazar el “diseño” es el precio. Mucha gente piensa que el coste de un profesional hace inaccesible un buen trabajo. Pero Consultoría de diseño no es así. Nosotros controlamos gastos y nos ajustamos a cada presupuesto. Hacemos virguerías para poder conseguir los objetivos deseados sin que los presupuestos se disparen. Eso por no hablar del valor añadido de una propiedad con un estilo original y de calidad.

Y es que la simplicidad es nuestro principio básico: todo tiene que fluir. Veréis, es muy sencillo: tienes un problema de espacio, quieres una nueva distribución, necesitas una reforma en tu piso, vas a inaugurar una nueva oficina. Vienes a nosotros, nosotros vamos a ti. Identificamos los problemas, discutimos las opciones, y ofrecemos las soluciones. Todo de manera personalizada y profesional. Es cartesiano.

Lo demás es cosa tuya. Puedes seguir nuestros consejos o darles tu propio toque. También puedes encargarnos la realización de un proyecto. Si quieres, nos ocupamos de la elección del constructor y la supervisión de las obras. Incluso si estáis interesados en vender un inmueble, podemos ocuparnos de hacer una reforma que facilite la venta (o sencillamente un proyecto para ofrecer al comprador). Y también podemos guiarte a la hora de elegir un inmueble con grandes posibilidades de rehabilitación.

No distinguimos entre grandes y pequeños trabajos. Nos tomamos todos los encargos con la misma profesionalidad. Nos fascinan los retos que ofrece un espacio pequeño que necesita una buena distribución. Nos emociona tener que encontrar soluciones imaginativas para los espacios más intrincados. Damos consejos para cualquier problema de diseño. Ponte en contacto con nosotros y lo hablamos.

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Arquitectura en escena

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Muchas veces se ha definido el arte como un medio para transformar materiales en ideas. Así, un escultor puede trabajar una piedra en bruto y convertirla no ya en una imagen reconocible, sino en una idea que se transmite a través de la observación. No es de extrañar que esta definición haya sido defendida sobre todo por los artistas conceptuales, ya que sus representaciones no tienen por qué ser figurativas, no se trata de copiar la realidad, sino de aportar un punto de vista propio que en el mejor de los casos se convierta en universal.

Sin embargo, el arte también puede consistir en transformar las ideas en materiales, lo abstracto en algo que se pueda tocar. En este aspecto el proceso teatral y el arquitectónico tienen mucho que ver. Un autor puede escribir una obra, pero hasta que no pasa por un periodo de ensayos y cambios y es llevado a escena, no puede considerarse totalmente realizado. De la misma manera, un arquitecto puede diseñar un plano, pero hasta que no ha sido discutido con el cliente, modificado y levantado, solo es una fantasía.

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A nosotros nos encanta el proceso de discusión y materialización. Un proyecto imaginario da total libertad y deja que la fantasía vuele, pero es cuando nos enfrentamos a un proyecto real cuando damos lo mejor de nosotros mismos. Enfrentados a limitaciones, espoleados por las opiniones de los clientes que ayudan a definir conceptos, y movidos a actuar a pie de obra cuando vemos cómo nuestras ideas se convierten en realidad, disfrutamos al sentir en primera persona es metamorfosis de una idea en algo tangible.

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Edificios

Monticello

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El hecho de que Monticello sea la única vivienda considerada Patrimonio de la Humanidad en EE.UU. quizá se deba sobre todo al aura de su propietario y diseñador, Thomas Jefferson (tercer presidente del país y autor de la todavía más monumental Declaración de Independencia). Pero no cabe duda de que el edificio tiene unas cualidades arquitectónicas dignas de admiración. Basado en los diseños de Palladio y su recreación en la Europa del siglo XVIII a través del neoclasicismo, también aporta una fresca visión puramente americana que la convierte en un monumento vivo de una importancia que va más allá de los simbólico.

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El talento de Jefferson, manifestado en las más diversas labores (como abogado, ingeniero, delineante, botánico, agrónomo o crítico literario, según enumera Christopher Hitchens), también destacó en su empeño como arquitecto, tarea en la que supo combinar la tradición más permanente con un gusto individual exquisito. Sin embargo, no todo el mundo está capacitado para ejecutar una idea con tanto éxito, por lo que siempre es necesaria la ayuda de profesionales que permitan llevar a la práctica las ideas más personales.

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Documentales

Objectified

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Si en Helvética Gary Hustwit se centraba en la más famosa familia tipográfica del siglo XX, en Objectified, la segunda parte de su trilogia del diseño, recorre el mundo en busca de los más importantes diseñadores de la actualidad. Y si se llega a alguna conclusión tras el visionado de este documental, es que el mejor diseño siempre es el más sencillo, el más elegante en su significado científico: ante diferentes opciones para resolver un problema, la más simple es siempre la más efectiva y a la vez emocionante.

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Se podría decir que el buen diseño es el que pasa desapercibido. En cada acto de nuestra vida utilizamos objetos sobre los que la mayoría de las veces no prestamos atención, ya sea un cepillo de dientes o un pen drive, pero detrás de cada uno de ellos hay un trabajo que aúna creatividad y pragmatismo. Recordamos que diseñar es pensar antes que actuar, y como vemos en este documental, el empeño más laborioso para fabricar un objeto perfecto tiene como resultado que, si es realmente eficaz, casi nadie se percata de su maestría.  

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Edificios

Casa Malaparte

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A menudo se oye hablar de “casas de autor” para señalar construcciones tan particulares que solo pueden pertenecer a una firma. Pero esta identificación se suele producir con el arquitecto que ha diseñado el edificio, y no con sus habitantes, como debería ser. Un caso particular es la Casa Malaparte, propiedad del escritor italiano Curzio Malaparte. Si sus libros autobiográficos dibujan un plano detallado de su personalidad, no menos importante para llegar a conocerle es esta insólita construcción, tan inspiradora como el mar al que se abre.

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Malaparte colaboró activamente con el arquitecto Adalberto Libera para materializar una idea que parecía imposible de llevar a cabo. Pero el sueño se hizo realidad y hoy se ha convertido en un monumento vivo que todavía provoca admiración y, lo que es más importante, evocación sin fin. Más allá de su atractivo, la Casa Malaparte es importante para nosotros porque ejemplifica una de nuestras ideas fuertes, la involucración de quien va a vivir en la casa en el diseño de la misma. Solo a través de esta interacción entre un diseñador profesional y las personas que la va a habitar, una casa cobra sentido, no ya como extensión de la propia personalidad, sino para crear un espacio en el que todos se puedan sentir cómodos y felices.

Gracias a Godard podemos disfrutar de una visión perspicaz de esta inabarcable casa. El desprecio, además de una historia de amor trágica en la mejor tradición mediterránea, también es un modelo para la filmación de espacios arquitectónicos:

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Documentales

Helvetica

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En 2007 Gary Hustwit inició su Trilogía del diseño con Helvetica, un documental que conmemoraba el 50 aniversario de la creación de esta familia tipográfica. Considerada por algunos como la fuente perfecta, definitiva, y por otros como una especia de invasión totalitaria, de lo que no cabe duda es de que se ha convertido en la tipografía más popular y usada de la segunda mitad del siglo XX, y aún mantiene su hegemonía.

Más allá de las discusiones puramente tipográficas (que pueden ser apasionadas y extremistas, llamar a una letra “nazi” por alguien que no sea un político suena pelín exagerado), lo más interesante del documental de Hustwit es cómo muestra la pasión por el diseño, lo que no nos cansaremos de decir es el trabajo bien hecho. Es conocido que Steve Jobs afirmaba haber decidido dedicarse a mejorar los ordenadores existentes cuando se dio cuenta de lo horribles que eran las letras de todos ellos. Y es que el buen diseño empieza en los detalles, nada debe ser dejado al azar.

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El triunfo de la Helvetica quizá se deba a su claridad, su simetría, la delicadeza de sus líneas. En fin, al despojo al que debe aspirar todo buen diseño: frente a algunas creaciones posmodernas que abogan por la acumulación como falso testimonio de creatividad, el modernismo de la Helvetica demuestra que la sencillez solo está al alcance de los creadores más talentosos y trabajadores.

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Documentales

Eames

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Por muy grandilocuente que pueda parecer una afirmación como “los Eames definen la estética de los años 50”, a nosotros incluso nos parece que se queda corta. Primero, porque el trabajo de Charles y Ray Eames, aunque se popularizara en esa década, no dejó de dar fruto hasta finales de los 70. Además, quizá sus famosos diseños han dejado en segundo plano su extraordinaria labor arquitectónica o en tareas tan diversas como la publicidad, el cine y el arte en general.

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El excelente documental de Jason Cohn y Bill Jersey Eames The Architect & The Painter nos permite conocer más sobre esta talentosa y multidisciplinar pareja. Siempre movidos por su lema “the best for the most for the least”, los Eames consiguieron que el público mayoritario empezara a apreciar que un buen diseño siempre tiene sus ventajas, que el trabajo bien hecho que conjuga el oficio de un artesano diligente con el de un artista imaginativo es el mejor camino hacia la excelencia. Por eso su trayectoria es para nosotros un modelo, no solo en su vertiente creativa, sino en la intención de proporcionar un diseño a escala humana accesible para la mayoría y que conjugue una amplia gama de habilidades.

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Minimalismo

Nada en la superficie

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Hace unos días veíamos en la web de un periódico nacional un vídeo sobre una “casa de lujo” que se anunciaba como “minimalista”. Al ver el reportaje nos costaba clasificar dicha casa dentro de un estilo determinado, más allá del eclecticismo, pero sin entrar en valoraciones estéticas, lo realmente sorprendente es que se calificara como “minimalista” un diseño tan ajeno a este concepto.

Sin embargo, la confusión viene de largo. Muchas veces se confunde minimalismo con cierta decoración orientalista, o más concretamente japonesa. También es habitual mezclar minimalismo con la total ausencia de decoración, cuando una cosa es la distribución de espacios y otra muy distinta la ornamentación. Pero la simplicidad del minimalismo no tiene nada que ver con la pereza de diseño: al contrario, nada es más complicado que organizar un espacio de manera coherente, sutil y fluida. En cualquier caso, de lo que el minimalismo significa para nosotros hablaremos otro día, hoy nos quedaremos con este divertido vídeo de Absolutely Fabulous que retrata los extremos a los que puede llevar un concepto mal entendido del minimalismo.

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Los Profesionales

En el mundo moderno el arquitecto se encuentra en una encrucijada. Por una parte, no se trata de un artista, y cuando algunos “arquitectos estrella” han pretendido serlo, el resultado ha sido por lo común un ultraje, en el que lo que pretende ser una mezcla de oficio e inspiración que en teoría debería dar como resultado una obra de arte, en la práctica se convierte en un híbrido que no funciona ni a nivel espacial ni como escultura hipertrofiada. También se ha dado el caso de diseños “de autor” en el que se ha tenido que optar entre poder abrir una puerta o colocar un sofá en el salón…

Pero otro motivo por el que el arquitecto nunca podrá entrar en la categoría de artista tal y como este se entiende en la actualidad, es que no tiene libertad creadora para ejercer su oficio con la misma facilidad que un pintor pinta un cuadro o un escritor escribe un libro: el arquitecto necesita un cliente. Estando esto claro, parece mucho menos común la certeza de que el cliente también necesita siempre un arquitecto, y esto debería ser igual de evidente.

Establecida la diferencia entre arquitecto y artista, también debemos decir que en el trabajo del arquitecto no solo cuenta su faceta práctica, sino que la estética es tan fundamental como el utilitarismo. Es básico, primordial, que las personas se sientan a gusto en el lugar en el que viven. Lo primero debe ser moverse con comodidad, sentirse reflejado en su hogar, tener todas las facilidades que la técnica moderna permite. Pero ¿no es cierto que el placer estético ocupa, o debería ocupar, un lugar central en la vida moderna? Tan importante como el confort físico es el confort de los sentidos, y por ello un buen diseño no solo consiste en que sea funcional, sino también bello, cualquiera que sea el sentido de lo bello para cada persona.

Sin embargo, muchos clientes recurren a albañiles que solo se preocupan en la parte práctica para llevar a cabo sus ideas. Estos albañiles pueden ser grandes profesionales en lo suyo, pero no tienen por qué tener habilidades más allá de las que requieren su oficio: para eso está el arquitecto. Si antes hacíamos una analogía con los artistas, ahora podríamos servirnos de los médicos. Podemos consultar a amigos sobre alguna dolencia que nos incomoda. Pero cuando estamos realmente enfermos, ¿no vamos a un médico de verdad? El recurso al arquitecto debería ser igual de manifiestamente evidente, y sin embargo muchos clientes se empeñan en echar mano de albañiles para tareas que claramente superan sus cualificaciones. Todos conocemos los resultados.

Pero si el cliente debe confiar en el arquitecto, el trato debe ir en las dos direcciones. El arquitecto también tiene responsabilidades: tomarse en serio cualquier encargo, sea cual sea su envergadura, desde levantar un edificio hasta reformar un cuarto de baño; poner siempre en primer lugar las pretensiones y gustos de los clientes; ajustarse a los presupuestos. Para ganarse la confianza debe ser especialmente meticuloso, al menos tanto como un médico.

Estas ideas pueden parecer muy rotundas e incluso novedosas. Lamentablemente, no es así. Y decimos que es una lástima porque si proposiciones como las expuestas llevan tanto tiempo repitiéndose, es que todavía no han alcanzado el consenso que creemos se merecen. Muchas de estas ideas, que hemos ido desarrollando durante años de experiencia profesional, las encontramos en un artículo escrito a finales del siglo XIX por la crítica de arquitectura Mariana Griswold Van Resnselaer, recientemente rescatado por Design Observer. Algunos de sus párrafos, con toda su rudeza y brusquedad, siguen manteniendo una total vigencia:

Para cualquier trabajo que necesites, consulta a un arquitecto; no a un carpintero o a un albañil, ni tan siquiera a ti mismo. Cuéntale tus propósitos y dile cuáles son tus materiales preferidos, e insiste en que deben ser respetados. Claro está, solo si estás seguro de todo ello y de que es posible respetarlos. Y esto no siempre es así. Las dudas, vaguedades, contradicciones, soluciones poco prácticas o imposibles, son una de las características más comunes en los clientes; pero si quieres, desahógate contando tus vagos deseos estéticos; intenta explicar esas toscas preferencias artísticas, esas visiones nebulosas e informes visiones que con mucho gusto llamas “mis propias ideas”. Pero después vete a casa y deja a un artista entrenado, a un diseñador con experiencia, que resuelva tus problemas a su manera. Si lo que consigues es lo que querías, date por satisfecho, da las gracias y concede el crédito a quien se lo merece. Y si lo que consigues no es del todo lo que querías, o exactamente lo que debería ser, sigue dándote por satisfecho; porque lo más seguro (no, lo seguro) es que si hubieras interferido, el resultado hubiera sido mucho más insatisfactorio. 

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