arquitectura y urbanismo, Documentales

La ciudad de la ilusión

 

los angeles noche

Sí, no hay ciudad más retratada en el cine que Los Angeles. Cualquier espectador habitual conoce cada uno de sus barrios, sus características, a sus habitantes. Es como si estuviera en casa. ¿O no? Porque según Thom Andersen, el director de Los Angeles Plays Itself, pocas películas han sabido retratar el verdadero Los Angeles. Directores de paso, directores que odian la ciudad, directores que no buscan verdad, sino verosimilitud. Directores que usan Los Angeles (nunca L.A., muestra de un complejo de inferioridad insoportable para Andersen) como escenario, que lo manipulan a su gusto, que reflejan en sus calles y edificios emblemáticos sus fobias o los tópicos más recurrentes, pero pocas veces su esencia.

Según Polanski, Los Angeles es la ciudad más bella del mundo. De noche y de lejos. Según sabemos todos los espectadores, es una ciudad hecha para el automóvil, hostil para los caminantes. Para cualquier habitante, en realidad. Una ciudad sin historia. Sus edificios más antiguos apenas llegan a los cien años. Y solo uno entre ellos es memorable: el edificio Bradbury, explotado en las películas hasta la saciedad. Cierto, tiene una notable muestra de arquitectura modernista. Pero por alguna razón, se ha convertido en un cliché que estas obras maestras siempre sean habitadas por los malos de la película. Mejor no analicemos las implicaciones subconscientes de tal decisión.

bradbury edificio

Una película es incapaz de captar el espíritu de una ciudad. Harían falta muchas. Pero la tesis de Andersen es que el reflejo que capta la pantalla no solo es incompleto, sino también falseado. El documental, con sus aspiraciones de naturalismo, debería acercarse más al objetivo, pero una vez más el sujeto es demasiado grande para ser atrapado. Solo nos queda la observación de primera mano, el descubrimiento cotidiano, el recuerdo y la comparación. Montarnos nuestra propia película.

 

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Documentales

Helvetica

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En 2007 Gary Hustwit inició su Trilogía del diseño con Helvetica, un documental que conmemoraba el 50 aniversario de la creación de esta familia tipográfica. Considerada por algunos como la fuente perfecta, definitiva, y por otros como una especia de invasión totalitaria, de lo que no cabe duda es de que se ha convertido en la tipografía más popular y usada de la segunda mitad del siglo XX, y aún mantiene su hegemonía.

Más allá de las discusiones puramente tipográficas (que pueden ser apasionadas y extremistas, llamar a una letra “nazi” por alguien que no sea un político suena pelín exagerado), lo más interesante del documental de Hustwit es cómo muestra la pasión por el diseño, lo que no nos cansaremos de decir es el trabajo bien hecho. Es conocido que Steve Jobs afirmaba haber decidido dedicarse a mejorar los ordenadores existentes cuando se dio cuenta de lo horribles que eran las letras de todos ellos. Y es que el buen diseño empieza en los detalles, nada debe ser dejado al azar.

tipos

El triunfo de la Helvetica quizá se deba a su claridad, su simetría, la delicadeza de sus líneas. En fin, al despojo al que debe aspirar todo buen diseño: frente a algunas creaciones posmodernas que abogan por la acumulación como falso testimonio de creatividad, el modernismo de la Helvetica demuestra que la sencillez solo está al alcance de los creadores más talentosos y trabajadores.

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