Microtopia es un documental de 2013 dirigido por Jesper Wachtmeister sobre las nuevas posibilidades de la arquitectura portátil. Para adaptarse a un mundo dinámico y cambiante, las soluciones tradicionales de la arquitectura aparecen como insuficientes, y un grupo variopinto de creadores y artistas proponen propuestas novedosas que se adapten a las necesidades contemporáneas.
O al menos este sería su propósito. Voluntariamente o no, la mayoría de los diseñadores que aparecen en Microtopia parecen un puñado de excéntricos o jipis modernos con ideas peregrinas de difícil aplicación. El documental va de lo más grande (los contenedores de Jennifer Siegal) a lo más pequeño (el vestido-casa de Ana Rewakowicz), pasando por todo tipo de viviendas que recorren el arco de lo ingenioso a lo peregrino, de las tiendas colgadas en los árboles a, nuestro preferido, el neumático hueco de dos metros de diámetro de Ion Sorvin (que además de como casa, sirve para cruzar ríos).
Lo cierto es que todas estas propuestas son ideas personales y por tanto válidas, cada uno puede vivir como quiera. Además, son creativas (en ese límite entre la genialidad y la parida), innovadoras y ecológicas. El único problema es que no ofrecen soluciones que puedan tener una aplicación masiva. No es solo que estén pensadas solo para uso individual (nada de parejas, y mucho menos familias), sino que al contrario de, por ejemplo, la arquitectura de Shigeru Ban, no son aplicables a gran escala, y por lo tanto sus ambiciosas proposiciones de cambio social quedan muy bonitas, pero son poco o nada prácticas.
No nos burlemos, porque la fantasía y el apartarse de las corrientes principales siempre es enriquecedor, pero reconozcamos las limitaciones. Es cierto que la vida contemporánea exige nuevas formas de arquitectura contemporánea y que el nuevo paradigma todavía no se ha instalado. Sigamos investigando.
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